Hay una Demanda Eterna (2 parte)

El momento más horrendo de la historia de la humanidad cuando Jesucristo fue sacrificado para derramar su Sangre, cuando traspasaron su costado al instante fluyó sangre y agua. 
Sin duda Pilatos, que había lavado sus manos con agua, pensó que ningún mal se derivaría de ello. Los escribas y fariseos prosiguieron su camino diciendo “hemos silenciado la voz acusadora” ya no se escuchará más el clamor de quien decía “Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas” ya no seremos más molestados en nuestra hipocresía y formalidad por la presencia de un Ser puro y Santo, cuya sencilla honestidad era una dura censura para nosotros, lo hemos asesinado, lo hemos matado sin justa razón, pero ya le pusimos fin. 

¡Esa sangre no tendrá voz.!

Muy poco se imaginaban que aquel clamor de Jerusalén ya había subido al cielo, cuando decían a una voz: “sea su Sangre sobre nosotros, y sobre nuestros hijos”, siendo registrado en las tablas de la justicia divina y muy pronto Jerusalén se convirtió en la casa de un tesoro de dolor, y en una guarida de miseria, de tal forma que no había nada parecido en su destrucción, ni la habrá sobre la faz de la tierra. Pero se levanta una exclamación más melodiosa que subió al cielo desde la Cruz del Calvario que dijo: 
Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” 
Esto resonó desde las heridas de Emanuel “Jesús el Cristo”

La sangre de Abel no carecía de voz y la Sangre de Jesús no era muda, clamó para ser oída en medio de los tronos del cielo, habló a favor nuestro y no en contra nuestra, no habló cosas malas, como pudo haberlo hecho, sino habló mejor que la de Abel, la de Abel solicitó venganza, todo lo mal que vivió Caín fue producto de lo que la sangre de Abel demandó, él fue errante, fugitivo sobre la faz de la tierra, fue desterrado de la presencia de Dios y arrojado al infierno; la de Jesús no clamó eso, clamó por misericordia al Padre, “PERDÓNALOS” prevaleció, y la maldición que nos correspondía fue quitada, para venir una bendición de su parte.
Por medio de su Sangre somos libres de la ira en Romanos 5.9 dice: “pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por Él seremos libres de la ira”
La sangre de Abel habló buenas cosas en el sentido que prueba fidelidad a Dios aún en presencia de su hermano, él combatió hasta la muerte, la palabra dice “porque aún no habéis resistido hasta la sangre contra el pecado”, Abel lo hizo combatió hasta derramar su sangre, él fue fiel en toda su casa  como siervo, no se desvió de su integridad y no contó su vida como algo valioso para él, pero la Sangre de Jesucristo da aún más testimonio de una mayor fidelidad, pues fue una vida perfecta y sin mancha, que ningún acto de pecado ensució jamás.
Esta Sangre derramada del cuerpo de Jesús hasta el día de hoy clama, demanda y conmueve a Dios, que si tú recibes a Cristo como tu Salvador, Él no te va a preguntar ¿qué has hecho? como lo hizo con Caín, su sangre nos lava, nos limpia por muy grande que haya sido el pecado, por muy sucio que estén tus vestidos en Apocalipsis 1.5 dice: “y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su Sangre”
Si ya has sido limpio con la Sangre del Señor, esa Sangre clama por justicia divina, demanda en la eternidad su justicia mucho antes de que tú clames, es tan grande su misericordia que la Sangre sobre ti clama antes que tú, la misericordia, el perdón y todas las bendiciones no son a causa de lágrimas y lamentos, sino a causa de la Sangre pura del Hijo de Dios derramada en la Cruz del Calvario. 
Nuestras victorias son también por medio de la sangre, en Apocalipsis 12.11 dice: “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero, y de la palabra del testimonio de ellos y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” en Efesios 2.13 dice otra bendición que clama la Sangre: “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido cercanos por la sangre de Cristo”.
Hay poder en la Sangre del Cordero sobre nuestras vidas y ella clama al Dios y Padre nuestro en Romanos 3.25 dice ”a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su Sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia los pecados pasados."
Hay un clamor delante del Padre, es un clamor de amor, de misericordia, de perdón por todo aquel que quiera venir y recibirlo para que Él sea su Señor y Salvador.
Esta es una demanda Eterna de justicia y verdad.
La preciosa Sangre que habla constantemente no es en pasado es en el presente continuo, dice el texto “que habla” la Sangre de Jesús intercede por ti y por mí.
Nunca perderá su poder intercede para que toda la Iglesia sea rescatada por Dios, para que toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor.
La Sangre habla en el cielo pero también le habla al creyente, la Sangre es la vida nueva que tiene el creyente al creer en Jesús, por medio de la Sangre tenemos libertad en Hebreos 10.19 dice: “Así que, hermanos teniendo libertad para entrar al Lugar santísimo por la Sangre de Jesucristo”
La Sangre le habla al creyente en Hebreos 12.24-25 dice: “a Jesús Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel. Mirad que no desecheis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que nos amonesta desde los cielos”
La demanda eterna es de Justicia y Vida para ti, por eso Cristo fue a la Cruz del Calvario por amor a ti.
Bendiciones...

Comentarios

Entradas populares